El método 3-3-3
El maestro Moy nos pidió que utilizáramos el «método 3-3-3» para enseñar los movimientos, especialmente a los principiantes.
Este consiste en:
a) mostrar los movimientos tres veces,
b) practicar los movimientos con la clase tres veces y
c) observar cómo los realizan por su cuenta tres veces.
Se puede repetir más de tres veces y el proceso se puede repetir tantas veces como sea necesario.
Fíjate en que en este método no se hace referencia a hablar.
Siguiendo el ejemplo del maestro Moy, sus instrucciones eran muy sencillas, pero también profundamente importantes, por ejemplo: empujar con las manos, girar, sentarse, elevarse, bajar los codos.
Este método abarca gran parte de su enfoque de la enseñanza e incluye significados más profundos.
Cada una de las tres partes es importante:
Mostrar: como se ha mencionado anteriormente, esto nos recuerda que debemos mantener las instrucciones sencillas y no utilizar muchas palabras. Las palabras son procesadas por nuestro cerebro. Queremos animar a los alumnos a que se centren en la experiencia física de los movimientos.
Practicar: esto permite al grupo imitar al instructor y seguir su ritmo.
Observar: Este puede ser el más importante de los tres pasos. Los alumnos deben repetir los movimientos varias veces para desarrollar su «memoria muscular». El instructor debe observar para determinar si se necesitan demostraciones e instrucciones adicionales.
¡La habilidad de observación es muy importantes para los instructores!
Todos comprendemos la necesidad de practicar el arte del Tai Chi que nos enseñó el maestro Moy.
Nos esforzamos por practicar, aprender y enseñar los movimientos y ejercicios. Sin embargo, el maestro Moy también nos dejó un brillante modelo de cómo enseñar este arte, y es una parte integral de sus enseñanzas. Es tan importante como lo que enseñamos.
Cualidades de un buen instructor:
Cuando alguien le preguntó al maestro Moy qué debíamos buscar al seleccionar a las personas para convertirse en instructores, él respondió que debían de tener un buen corazón y una buena forma. Este es un excelente punto de partida para comprender lo que se necesita para ser un buen instructor. Tener un buen corazón abarca muchas cualidades:
La voluntad de ayudar y cuidar a los demás sin esperar ninguna recompensa personal.
La humildad de saber que nuestro propio entendimiento es limitado.
Tener buena forma en el Tai Chi proviene de la práctica y el aprendizaje dedicados.
~Jim Gazzard
El ejemplo docente del maestro Moy
Aquellos que tuvimos la suerte de aprender del maestro Moy, recibimos enseñanzas a muchos niveles.
Por supuesto que en aquel momento no éramos plenamente conscientes de todas las lecciones que nos estaba impartiendo. (Hay otros artículos del blog que vale la pena leer y que ayudan a hacerse una idea del maestro Moy como profesor: El maestro Moy, un profesor especial – El tai chi del maestro Moy y «¿Cómo te sientes? – El Tai Chi del maestro Moy).
Estas son algunas de las técnicas que el maestro Moy utilizaba en sus clases y talleres:
Sus instrucciones al grupo eran muy sencillas.
A menudo delegaba la instrucción a determinadas personas a las que estaba entrenando.
Animaba a los alumnos a dedicar una parte importante de la sesión a practicar los movimientos. Esto permitía a los alumnos ejercitar el cuerpo, relajarse y concentrar la mente.
Siempre prestaba atención a toda la clase y parecía estar pendiente de cada persona.
Proporcionaba correcciones individuales, ya fuera personalmente o delegando en alguien para que las realizara por él.
Elegía a alguien para ayudarle o corregirle delante del grupo. Una vez que la persona era capaz de realizar los cambios, le preguntaba: «¿Cómo te sientes?» y «¿Lo entiendes?». Le pedía a la persona que explicara cómo se sentía a todo el grupo y, a menudo, le pedía que mostrara el movimiento y que todos los del grupo lo practicaran juntos.
Pedía a las personas con conocimientos médicos que explicaran los aspectos fisiológicos y los beneficios para la salud del Tai Chi y nos animaba a aprender más.
El maestro Moy recordaba las correcciones que hacía a sus alumnos y su progreso a lo largo de muchos años. Esto mostraba lo mucho que se preocupaba por sus alumnos.
El maestro Moy daba diferentes instrucciones para los movimientos y ejercicios en función del grupo o la persona con la que trabajaba. Era capaz de juzgar lo que era necesario para ayudar a diferentes personas en diferentes momentos con el fin de mejorar su salud.
Juntos formamos un buen instructor.
El maestro Moy no esperaba que una sola persona pudiera absorber todas sus habilidades y conocimientos.
En lugar de nombrar a un sucesor, nos pidió que trabajáramos juntos, como el cuerpo docente de una universidad.
Cuanto más trabajemos y aprendamos juntos, más podremos mantener y preservar el arte del maestro Moy para las generaciones futuras.
¡Gracias, maestro Moy, por compartir tus conocimientos y habilidades con nosotros!
¿Cómo pueden los instructores de Tai Chi ser mejores profesores?
El maestro Moy no solo nos enseñó el Tai Chi en sí, sino que, con su ejemplo, nos dió un modelo de cómo debemos enfocar la enseñanza. Esto también forma parte del arte del maestro Moy.
Algunas de las características que podemos incorporar a nuestra forma de enseñar son las siguientes:
Mantener nuestra propia práctica.
Mantener una actitud abierta al aprendizaje, con la mente de un principiante. El maestro Moy decía que aprendemos de nuestros profesores, nuestros compañeros y nuestros alumnos.
Enseñar solo lo que sabemos y podemos hacer nosotros mismos. Esto requiere humildad y conciencia de nuestro propio cuerpo y mente.
Enseñar al nivel adecuado para la clase o individuo, con el objetivo principal de ayudarles a mejorar su comprensión y su salud.
Dar instrucciones sencillas y pocas. (Ten en cuenta que las instrucciones para que la clase las practique son diferentes de la descripción de los beneficios fisiológicos de la práctica).
Sé paciente. Da tiempo para que el cuerpo y la mente de las personas cambien.
Dedica una parte importante de la clase a la práctica para que los alumnos puedan sentir los beneficios.
Observa a las personas mientras practican y piensa qué instrucciones pueden ayudarles más.
Anima a los alumnos a tomar conciencia de lo que están experimentando, para que puedan mejorar su capacidad de responder a la pregunta: «¿Cómo te sientes?».